jueves, 8 de diciembre de 2016

DONALD TRUMP: Nuevo Constantino del siglo XXI?



David Criollo


He visto con mucha frecuencia, hermanos en la fe y páginas cristianas exaltar las intenciones del recientemente electo como presidente de los Estados Unidos; Donald Trump. 

Entre las muchas cosas que he leído, se dice que este hombre le regresará la autoridad y la posición de la iglesia. 






LA VEZ QUE ESO OCURRIÓ EN LA HISTORIA FUE POR MEDIO DE CONSTANTINO EN EL SIGLO IV, Y LOS QUE CONOCEN LA HISTORIA SABEN QUE HA SIDO UNO DE LOS MAS GRANDES DESTRUCTORES DEL CRISTIANISMO PRIMITIVO. 



Aquí una breve reseña histórica de los efectos terribles de la obra de aquel emperador romano:


CONSTANTINO INTENTA "CRISTIANIZAR" EL IMPERIO ROMANO

Desde el tiempo del emperador Nerón del primer siglo, no había ninguna dinastía permanente de emperadores romanos. Al contrario, un emperador reinaba un tiempo y luego era derrotado por otro. En el año 306 d. de J.C., cuatro rivales compartían la autoridad imperial de Roma. Severo reinaba sobre Italia y África del Norte. Constantino reinaba en Bretaña y Galia. Dos otros compartían el imperio oriental. Cuando Severo fue destronado por otro rival llamado Majencio, Constantino se declaró el único emperador legítimo del imperio occidental. Constantino era líder bastante hábil, un hombre de decisión y de acción, capaz tanto de inspirar al pueblo como también de organizarlo. Poco después de declararse el único emperador legítimo del occidente, empezó a cruzar los alpes para asaltar a Roma y destronar a Majencio. Después de ganar una serie de victorias, Constantino empezó la última fase de la marcha a Roma en el año 312. Mientras se acercaba a Roma, tuvo una experiencia que iba a tener un impacto profundo en la historia del cristianismo y del mundo entero.

Eusebio, el historiador eclesiástico, unos años después escribió de lo que Constantino relató de su experiencia aquel día. “El dijo que pasado mediodía, cuando el día empezaba a declinar, vieron sus propios ojos la señal de una cruz de luz en el cielo, arriba del sol, en la que estaba esta inscripción: ‘Por esta señal, vencerás’.”[5] Constantino dijo que después tuvo un sueño en que Cristo le dijo que hiciera un estandarte militar en la forma de una cruz. Este estandarte le brindaría protección en todas las batallas contra sus enemigos. Guiado por estas experiencias, Constantino ordenó que le hicieran un estandarte especial. Tenía una lanza dorada vertical,cruzada por una barra horizontal—para formar una cruz. Una corona de oro, adornada con joyas, estaba colocada encima de la barra transversal, y debajo estaban escritas las iniciales de Jesucristo.

Llevando este estandarte a la batalla, los ejércitos de Constantino vencieron completamente a los ejércitos de Majencio,cerca del puente Milvio, como tres kilómetros fuera de la ciudad de Roma. Así es que cuando Constantino se hizo el único emperador del imperio occidental, atribuyó su victoria al Dios delos cristianos. La relación de Constantino desde este momento con la iglesia se puede entender sólo si se entiende la relación que los emperadores romanos siempre habían tenido con la religión de sus súbditos. Los romanos siempre eran muy religiosos, y siempre atribuían su éxito y prosperidad a los dioses que los bendecían. La religión en el imperio romano era asunto público, y siempre se entrelazaba con el estado. Oraciones y sacrificios se hacían a los dioses en las fiestas del pueblo, y la adoración a los dioses en estas ocasiones se consideraba la obligación de todo patriota. Ofender alos dioses era delito contra el estado.[6] Constantino creyó que en verdad el Dios de los cristianos le había dado la victoria, y que ese mismo Dios protegería siempre al imperio... con tal que los emperadores le adoraran y la iglesia le fuera fiel. Por esta razón, Constantino empezó a colmar de bendiciones a la iglesia y a sus líderes. Uniéndose con el emperador del oriente, promulgó el edicto de Milán en 313. Este edicto afirmó: “[Resolvemos] otorgar tanto a los cristianos y a todos los hombres la libertad de seguir la religión de su conciencia, para que todas aquellas deidades celestiales que existieran puedan inclinarse a nuestro favor y al favor de todos aquellos que viven bajo nuestro gobierno.”[7]

Notemos que Constantino no hizo del cristianismo la única religión oficial del imperio romano. Sencillamente reconoció que la religión cristiana era una religión legítima igual a las demás religiones del imperio. Con todo, el cristianismo ahora era la religión del mismo emperador, y por eso gozaba de más prestigio que las religiones paganas. Muchos templos de la iglesia se habían destruido en la persecución que hubo antes de que ascendiera Constantino al trono. Por eso Constantino ordenó que los volvieran a construir, pagando los gastos del cofre público. También empezó a pagar a los ancianos de la iglesia un salario con dinero estatal, e hizo leyes que eximieron a los líderes de la iglesia de cualquier servicio obligatorio del estado. Esto hizo Constantino porque quería que los obispos y diáconos dedicaran su tiempo y energías a sus congregaciones. Creía que una iglesia próspera aseguraba la bendición de Dios sobre el imperio.[8] Constantino también levantó a los cristianos a posiciones prominentes en su gobierno y escogió a muchos de sus ministros de estado de entre los cristianos. Hasta pidió que los obispos cristianos acompañaran a sus ejércitos a las batallas para que tuvieran la bendición de Dios.[9]


CONSTANTINO COMIENZA A DERRUMBAR LOS MUROS QUE SEPARABAN LA IGLESIA DEL MUNDO 

Por dos siglos y medio, el cristianismo había cambiado muy poco. Cuatro muros altos lo habían protegido de grandes cambios. Pero el muro de más afuera, el muro de un espíritu muy conservador que no permitía ningún cambio, ahora era amenazado. Antes de esto, cualquier doctrina o práctica nueva se había rechazado de inmediato por los líderes de la iglesia. Pero después de la “conversión” de Constantino, la iglesia empezó a examinar de nuevo su actitud que condenaba cualquier cambio como la introducción del error.

Por ejemplo, la iglesia siempre había dicho que era práctica hereje pagar un salario a sus obispos y ancianos. Pero cuando Constantino ofreció pagar los salarios, la iglesia reconsideró su posición y decidió aceptar la oferta. La iglesia empezó a decir que una nueva era había amanecido para el cristianismo, y que las normas antiguas ya no tenían que seguirse. Muchos cristianos ahora decían que Dios mismo había cambiado las normas. Eusebio escribió: “Tiene que tomar en cuenta todo aquel que considera afondo estos hechos que ha aparecido una era nueva y distinta en la historia de la iglesia. Una luz antes de esto desconocida ha comenzado a alumbrar en las tinieblas de la raza humana. Y todos tenemos que confesar que estas cosas son sólo la obra de Dios,quien levantó a este emperador piadoso para contrarrestar la multitud de los incrédulos.”[10]

Cuando describe como Constantino invitó a los líderes de la iglesia a sus cámaras privadas para que se socializaran con él, Eusebio se parece más a un niño ingenuo que a un líder formal de la iglesia: “Los hombres de Dios entraron sin temor en las cámaras reales más privadas. Allí comían algunos a la misma mesa del emperador, y otros se reclinaban en los divanes a ambos lados.Uno hubiera podido pensar que se formaba un cuadro del reino de Cristo dado en figuras—un sueño más bien que la realidad.”[11]

El muro exterior que había protegido a la iglesia ya estaba roto.Ya no creían más los cristianos que cualquier cambio los involucraría en el error. Al contrario, la iglesia empezó a creer que el cambio podía traer un mejoramiento. Decían que tal vez el cristianismo de los apóstoles no era la cumbre del cristianismo,sino sólo el principio. Hasta empezaron a creer que Dios ahora podía dar nuevas revelaciones. Los cristianos ahora creían que la profecía de Hageo acerca del templo que edificaba Zorobabel podía aplicarse a la iglesia: “La gloria postrera de esta casa será mayor que la primera”[12]

(Hageo 2.9). Según ellos, la iglesia estaba por alcanzar nuevas cumbres.


LA IGLESIA AMIGA DE LA MUNDANALIDAD

El próximo muro que empezó a derrumbarse era él de la separación con el mundo, y éste pronto se destruyó por completo. La iglesia era como una joven ingenua enamorada con un novio nuevo. El mundo quiso la amistad de la iglesia, y la iglesia no vio ningún inconveniente en tal amistad. Por primera vez en la historia, ser cristiano daba prestigio social. Y hasta preferencia se daba a los cristianos cuando se escogían a los oficiales del estado. Sin embargo, esta amistad con el mundo corrompió el corazón de la iglesia. Cuando Constantino comenzó a hacer leyes para cristianizar a la sociedad, pronto desapareció la distinción entre los cristianos y los mundanos. Antes de eso, había muy poco que atraía a un incrédulo a la iglesia sino sólo la fe en Dios. Los que se convertían en la prosperidad se probaban en los tiempos de persecución, y si no eran sinceros, se salían de la iglesia. Pocas personas no regeneradas en realidad se atrevían a quedarse en la iglesia. Pero ahora que el cristianismo daba prestigio social,muchos entraban en la iglesia. Muy pronto, el nombre “cristiano”no significaba nada. Sólo indicaba que una persona afirmaba mentalmente que aceptaba el credo cristiano y que había recibido los sacramentos de la iglesia.

Tan pronto como la iglesia se hizo amiga del mundo, empezó a actuar como el mundo. Esto no se podía evitar, ya que el mundo no puede actuar como Dios lo quiere. Actuar como Dios lo quiere,requiere el poder de Dios. Y la muchedumbre no regenerada,aunque llamados cristianos, no tuvieron el poder de Dios. Además,ni desearon actuar según la voluntad de Dios, ya que la voluntad de Dios exige mucha paciencia, la voluntad de sufrir, y una plena confianza en él.

El evangelismo por medio de arquitectura deslumbrante Al principio, los cristianos celebraban sus cultos en casas privadas (Romanos 16.5). Cuando las congregaciones crecían,convertían casas en salones de reunión y los llamaban “casas de oración”. Nadie se atraía a la iglesia primitiva por la arquitectura de sus templos, sino por las enseñanzas y las vidas piadosas del pueblo que constituía la iglesia. Sin embargo, Constantino razonó que más personas serían atraídas al cristianismo si los templos fueran más impresionantes. Por esto, con dinero del estado, él edificó templos deslumbrantes que competían en magnificencia con los templos paganos. Los nuevos templos tenían columnatas impresionantes y techos abovedados. Muchos de ellos tenían hasta fuentes de agua y pisos elegantes de mármol. Constantino quería que ningún pagano pasara por un templo cristiano sin que se despertara en él el deseo de mirar por dentro.[15] Su idea resultó muy bien. Los paganos se atraían a los nuevos templos magnificentes y como resultado, millares de ellos “se convirtieron”.

En vez de llevar la cruz, los cristianos ahora vendían la cruz.

Pronto la madre de Constantino, Elena, se aprovechó de las circunstancias. Hizo un viaje a Jerusalén y dijo haber descubierto el sepulcro de Jesús. Dijo además que halló tres cruces dentro del sepulcro, pero que no sabía cuál era de Jesús. Así es que llevó lastres cruces a una mujer mortalmente enferma, quien al tocar la cruz de Jesús se curó.[16] Así comenzó una ola de manía por las reliquias.Dentro de poco, las reliquias aparecían por todos lados: los huesos de los profetas, los trozos de la cruz, alguna prenda del vestido de los apóstoles, y otras cosas más. Millares de personas testificaron haberse curado de sus enfermedades por tocar a tales reliquias, o aun por sólo verlos. Y en poco tiempo, los negociantes estaban haciendo buenas ganancias, vendiendo tales reliquias supersticiosas.

La vía para alcanzar el corazón del pagano es a través de su estómago.

El pueblo de Roma no se deleitaba en ninguna otra cosa tanto como en los banquetes. La iglesia primitiva había tenido la costumbre de recordar a los mártires de la iglesia cada año en el aniversario de su muerte con una “comida fraternal” y un culto conmemorativo. Ahora algunos cristianos innovadores se dieron cuenta de que podrían atraer a los incrédulos a la iglesia si estas comidas fraternales fueran convertidas en fiestas para todo el pueblo. La idea resultó muy bien, y muchos pueblos enteros “se convirtieron” al cristianismo de esta manera.


LAS NÓMINAS DE LAS IGLESIAS CRECÍAN

Habiendo aceptado el hacer cambios, ¿cómo podía la iglesia saber si Dios aprobaba los cambios? La respuesta era fácil: para ellos el crecimiento indicaba la bendición de Dios. El cristianismo había crecido rápidamente por los primeros tres siglos, pero después de la conversión de Constantino la iglesia creció bastante de la noche a la mañana. Para el tiempo del edicto de Milán (313d. de J.C.), probablemente una décima parte del imperio romano se había convertido al cristianismo. Pero eso había llevado casi trescientos años. Ahora, dentro de menos de cien años después del edicto de Milán, casi todas las demás personas “se convirtieron”. La iglesia creía que este crecimiento rápido indicaba que Dios aprobaba los cambios que se estaban haciendo. Cuando aceptaron esa idea, la iglesia pronto adoptó cualquier práctica que trajera más crecimiento. Por ejemplo, introdujeron el uso de las imágenes en la iglesia, una práctica abominable para los cristianos primitivos.

Dos de los muros que habían protegido al cristianismo primitivo quedaron completamente destruidos. Sólo dos quedaron:[1] el referir los problemas a las iglesias apostólicas, y [2] la independencia de cada congregación. Sin saberlo, Constantino derribó estos dos muros restantes con un solo evento: el concilio de Nicea.


PROYECTO EFESIOS 2:20

Notas

Libro CUANDO EL CRISTIANISMO ERA NUEVO (David Bercot 2006).

1. Véase Cipriano, On the Lapsed, y Comodiano, Instruction on Christian Discipline.
2. “Y en este punto estoy indignado justamente por la tontería de Esteban (obispo de Roma), que él se jacta tanto de la ciudad de su obispado, y afirma que le pertenece la sucesión de Pedro, sobre quien los cimientos de la iglesia se colocaron.” Firmiliano, To Cipriano, (epístola74), capítulo 17.
3. Samuel Johnson, Life of Johnson por Boswell, tomo 1, p. 348.
4. Eusebio, History, tomo 8, capítulo 1.
5. Eusebio, The Life of Constantine, tomo 1, capítulo 28
.6. Véase Orígenes, Against Celsus, tomo 8, capítulos 24, 55, etc.
7. Eusebio, History, tomo 10, capítulo 5.
8. Ibid., capítulos 5, 7.
9. Eusebio, Constantine, tomo 2, capítulo 44; tomo 4, capítulo 56.
10. Ibid., tomo 3, capítulo 1.
11. Ibid., capítulo 15.
12. Eusebio, History, tomo 10, capítulo 4.
13. Sócrates, History of the Church, tomo 2, capítulo 13. Véase también tomo 1, capítulo 24.
14. Eusebio, Constantine, tomo 3, capítulos 64, 65.
15. Eusebio, History, tomo 10, capítulo 4.
16. Sócrates, History, tomo 1, capítulo 17.




Fuente: https://www.facebook.com/david.criollo.92/posts/1277124795667454




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